Aprender a lo largo de la vida y los desafíos para el docente

17 de mayo, 2021

Por Hugo Díaz.

La educación, como parte sustantiva de enfrentamiento del acelerado cambio científico y tecnológico, tiene como responsabilidad asumir por lo menos tres grandes desafíos.

  • Formar para vivir responsablemente en un mundo complejo e incierto.
  • Contribuir al avance de la democratización de derechos sociales y económicos que contribuyan a una vida plena y responsable de todos los ciudadanos.
  • Asegurar que las personas tengan oportunidades de aprender a lo largo de sus vidas para enfrentar en condiciones favorables los dinámicos cambios que crecientemente experimentará el mercado laboral, así como las exigencias de elevación de la productividad y competitividad en el crecimiento de la economía.

Una característica relevante del mundo actual es que la impresionante velocidad con la que avanza el conocimiento y la tecnología no es bien asimilada por en los procesos de enseñanza aprendizaje. Al revisar los programas de estudio y las prácticas de trabajo de los docentes en las aulas se constatan las considerables brechas que existen entre lo que se propone oficialmente como aprendizajes, lo que se lleva a la práctica y lo que los estudiantes necesitan para su futuro.

El divorcio entre las necesidades de formación y lo que ofrecen las instituciones de enseñanza es una de las razones principales por las que muchos jóvenes abandonan el sistema educativo sin concluir su educación básica, o la concluyeron sin haber adquirido las capacidades para una adecuada inserción en el mercado ocupacional.

De otro lado, los cambios del conocimiento  tecnológicos hacen que las necesidades de educación de las personas no terminen al egresar del sistema educativo formal. Si bien hay un sector de la población que luego de concluir sus estudios en los más altos grados de la educación superior continúa actualizándose durante su vida profesional, existe otro -mayoritario- que no lo hace, sea por falta de oportunidades o porque no adquirió as habilidades que le permitan el aprender a aprender.

Incorporarse a un aprendizaje a lo largo de la vida es una necesidad para todos, no importe su condición económica, social y educativa. En el Perú significa que los poco más de diez millones de estudiantes que cursan alguna de las modalidades escolarizadas o no escolarizadas tengan que multiplicarse por tres o algo más.

Aprender a lo largo de la vida demanda educar desde los primeros años de la escolaridad para estar siempre en capacidad de seguir aprendiendo y construir e implementar un proyecto de vida. Adquirir esta competencia es tan importante que muchos organismos especializados la consideran la competencia más importante que hay que transferir a las personas; inclusive de mayor importancia que la competencia matemática. Al igual que la lecto escritura, es el requisito para aprender y seguir aprendiendo en las diversas áreas del conocimiento, adaptarse a los cambios y superar las dificultades que se tendrán para incorporarse o mantenerse en el mercado laboral.

No es un cambio sencillo de las prácticas docentes. Será necesario transformar profundamente los cimientos en los que reposa el actual sistema educativo. Multiplicar por tres la oferta de oportunidades de educación demandará ser consciente de varias situaciones:

  • Que las ofertas presenciales son solo una de las alternativas de formación.
  • Que mayor recurso deberán ser las tecnologías digitales que facilitan los estudios semipresenciales, no presenciales y los estudios independientes.
  • Que el esfuerzo de triplicar la cobertura de atención debe ser una responsabilidad de la sociedad en su conjunto y no solo del Estado.

De no encaminarnos en un proceso de educación a lo largo de la vida pondría al país en desventaja en el competitivo escenario internacional y en las posibilidades de avanzar en procesos de desarrollo de mayores estándares de bienestar para los peruanos. Es urgente convencerse de que el sistema educativo debe mirar no solo la etapa escolar -desde la educación inicial hasta la universidad-, sino organizarse para cubrir cada etapa del ciclo de vida, sin distinción de la edad que tenga.

Además, no se trata, como en el pasado, de la acumulación de conocimientos memorísticos sino de adquirir los hábitos que conduzcan a saber cómo aprender, cómo desarrollar capacidades de búsqueda de información, análisis y pensamiento crítico, cómo tomar decisiones en forma autónoma aplicando variados conocimientos en situaciones de la vida diaria. También de desarrollar la actitud de seguir aprendiendo durante toda la vida para propósitos laborales y de desarrollo personal.

Son esos procesos los que acompañarán el cambio social, del conocimiento y tecnológico y por donde tendría que encaminarse una reforma curricular y de las prácticas docentes, pues aprender a aprender es un proceso que no empieza cuando se es adulto sino desde los primeros años de la escolaridad.

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