¿Aprendizaje o educación?

Por Roberto Lerner

La educación es algo que otros nos hacen durante un tiempo. Aprendizaje es algo que hacemos por nosotros mismos a lo largo de toda la vida. ¡Gran diferencia!

El modelo al que todas las sociedades adhieren es: uno no sabe o sabe muy poco, así que vamos a un lugar para que nos eduquen, primero en cuestiones básicas y generales y, más adelante, en una disciplina específica que nos permitirá convertirnos en agentes productivos.

Una vez que terminamos —sea un periodo relativamente corto o uno que termina en postgrados y otros estudios sofisticados— se asume que lo que queda por saber es algo que haremos a través de la práctica. Algunos destacarán, otros serán del montón.

El hecho es que en pocos años, alrededor de 10, uno completa sus habilidades y tiende a estancarse, a volar en piloto automático. Como ya no hay educación, el desarrollo se detiene.

¿Cómo aprender a pesar de la educación? En primer lugar haciendo que escuelas y universidades se conviertan en espacios de aprendizaje. Fomentando la curiosidad y la capacidad de apropiarse de información y recursos de las fuentes interconectadas de conocimiento. Alentando la iniciativa, la colaboración y la improvisación. Es una tarea mucho más difícil que la asumida por los maestros de colegio y educación superior en la actualidad.

Y luego, recurriendo a mentores. Sí, la costumbre de dejar que una mirada ajena se pose sobre nuestras actividades profesionales, también de las que llevan a cabo quienes saben y son reconocidos como muy buenos, permite seguir aprendiendo.

El comandante de un avión con miles de horas de vuelo, conduce su nave con un piloto al costado, el mejor tenista del mundo tiene un coach. Permiten que lo que no hacemos tan bien inconscientemente, se convierta en incompetencia consciente y luego en un desempeño aún más brillante. Permiten que nos hagamos preguntas que nunca nos hemos hecho y contestarlas impulsa más aprendizaje.

En suma: menos educación y profesores, más aprendizaje y mentores.