Seguimos dejando huella

Por Roberto Lerner

Pocas cosas guardo tan fielmente en la memoria como la alegría contagiosa de los 26 finalistas del Maestro que deja Huella: en Lima, días intensos, llenos de sorpresas y nuevas experiencias, mezclados con esa espera tensa de someterse al jurado y luego esperar, el día de la premiación, el nombre del ganador. Explosión de jubilo sin envidia y un maestro más que se consagra, pero acompañado de 25 otros que durante 13 años consecutivos el concurso ha reconocido como especiales, representantes de un magisterio que saca fuerzas de flaqueza y supera obstáculos sin número para educar a sus pupilos, hacerlos mejores, a ellos y a toda la comunidad.

Muchos candidatos en todas las regiones del país han hecho llegar sus experiencias y todo estaba dispuesto para seleccionar a los finalistas de la versión 14. Pero, claro, entre tantos proyectos que pararon en seco, tantas ilusiones que han sido puestas en pausa, tantos emprendimientos que han quedado agazapados, también el concurso Maestro que deja Huella debe esperar. La pandemia no perdona y las energías de todos están orientadas a enfrentarla.

Pero la labor educativa no cesa y los maestros peruanos siguen haciendo lo suyo y acumulan experiencias de una relación que se ha hecho compleja e incierta, innovando y dejando huella a pesar del virus. Y podrán seguir presentándolas hasta el 21 de marzo del 2021, contra viento y marea, para que, una vez más, el jueves 15 de julio —al borde del bicentenario— de los 26 finalistas uno sea el Maestro que deja Huella. En representación de todos los maestros peruanos que, en medio de la incertidumbre y el sufrimiento colectivo, siguen enseñando.